Recordando viejos tiempos (libre)

Enarqué una ceja, aún mirándolo con los profundos ojos celestes, pacífica.
- Celosa? Yo? Por qué habría de estarlo? - murmuré, dando un paso hacia él.

Le dediqué una media sonrisa, y volví a retroceder, apoyandome en el árbol. Miré hacia abajo, y luego de nuevo a él.
- No estoy celosa - musité levemente.

Lo seguí mirando y desvié la vista, siguiendo el camino, como respuesta.

Seguí caminando, mirando todo a mi alrededor. El bosque a estas altas horas, quizás no era lo mas seguro para andar. Te descuidas un momento, y ya es capaz de tener encima todas esas aborrecibles criaturas infernales.

Se oían algunos aullidos a lo lejos, pero deberían ser lobos, o en su defecto, seres como mi hermano, por lo que no debíamos estar alerta, pero de repente, un aroma..una presencia diferente..que hizo hervir mi sangre. Dediqué una media sonrisa mientras caminaba y miré de reojo a mi hermano.

Me frené en seco y lo miré a los ojos.
- Acaso no lo sientes? - murmuré.

Enarqué una ceja.
- Olvídalo..- seguí caminado delante de él y me volteé a mirarlo - pero si amenaza con comer tus entrañas, ya sabes que hacer - agregué luego.

Lo miré y sonreí.
- Ni que lo dudes - y saqué la navaja que siempre llevaba conmigo por exelencia, para no gastar demasiadas energías en bastardos.

Me frené y volteé a mirarlo, haciendo juegos con la navaja en una mano, mientras con la otra le hacía una seña para que se acercara a mi.
- Quieres ver si tengo o no fuerzas, hermanito? - sonreí divertida, y algo maliciosa.

Reí e hice que mis ojos se vuelvan blancos en ese instante.
- Quieres verlo? - dije mientras mi cabello comenzaba a levitar, con la voz en un tono frío.

Reí disfrutando de la situación. Siempre era divertido, cuando papá o mamá no nos veían, hacer esto. No tomé mi forma de ángel por completo, suponía que me bastaría para jugar un rato estar así, simplemente con mis ojos y mi cabello cambiados de color y la piel mas blanca que de costumbre.
Comenzó mi hermanito su transformación, a lo que corrí hacia él dándole un golpe potente en el estómago, y caí mediante una voltereta, tras él. Obviamente, la fuerza no era tanto mi fuerte como el de él, pero igual serviría.

Sonreí divertida al oírlo, me gustaba cuando se hacia el malo para pelear, y mas aún, si era conmigo.
Me envistió contra un árbol, el cual se partió.
- Buen golpe..hermanito - susurré y una bola de fuego fue directo a su estómago, haciendo que se arrastre por el suelo unos metros.
Me paré y sonreí mirándolo, mientras me acercaba.